Mi padre me había dejado como
apellido coraje, pero en ese instante, el miedo invadía todo mi cuerpo. Mi cabeza daba vueltas
tratando de eliminar cualquier recuerdo de violencia registrado en ella. Pero a
pesar de ello se encadenaban a mí, como las raíces de un árbol a la tierra,
haciéndome rememorar todas las injusticias cometidas ante mí: violaciones,
esclavitud, guerras…
Todas ellas con el fin de hacerme
infeliz e intranquila, pero aunque cueste creerlo, no lo habían conseguido.